NO ME PARECE QUE LA LUCIÉRNAGA EXTRAIGA MAYOR SUFICIENCIA DEL HECHO INCONTROVERTIBLE DE QUE ES UNA DE LAS MARAVILLAS MÁS FENOMENALES DE ESTE CIRCO, Y SIN EMBARGO BASTA SUPONERLE UNA CONCIENCIA PARA COMPRENDER QUE CADA VEZ QUE SE LE ENCANDILA LA BARRIGUITA EL BICHO DE LUZ DEBE SENTIR COMO UNA COSQUILLA DE PRIVILEGIO.
jueves, 1 de abril de 2010
miércoles, 29 de julio de 2009
Candidez
Podría apagar el dolor del mundo
con el brillo de tu sonrisa,
y en la tarde de tus pensamientos desnudos,
posarme en tu hombro como una mariposa
que inventa el deseo de ser feliz,
también podría volar
sobre el pacífico mundo de tu silencio
para inventar el cariño de mis manos en tus cabellos,
y morir su fuera necesario,
para que la ciega voz de la amargura
no te grite La experiencia de los halcones.
HUMBERTO ACEVEDO
El Desayuno
Cuatro ancianas reunen recuerdos
como manojos de leña alrededor de un domingo.
Es invierno: el frío devora los huesos,
y mata a los pájaros.
La cuatros ancianas beben café
con un antiguo temblor,
y vencidas por la carne rota,
se miran por las voces
que recuerdan juveniles:
ellas desayunan despecho
con un raro dolor que tiene la belleza de una gárgola,
la viejas mujeres desordenan el silencio
como un rayo que miente al caer,
y atrapan una caricia adudaz
para despuès llorar oraciones de lirio.
En el gabinete,
las ancianas se ven esculpidas
por la mi mirada de mi horror,
y sus risas vengativas descuadernan la historia
sobre livianas sobras de narciso viviente.
La mas vieja jura que los años no duelen
se odian, estorban,
la muerte no llega núnca, se aferra.
las ancianas con las polveras manchan sus rostros,
atisban en la ventana el aire fresco,
y saborean el postre como quinceañeras,
murmurando osadías.
HUMBERTO ACEVEDO CORTEZ.
Libremente enamorado
Cierra la profunda noche,
y reposa cansado dolor,
que hoy es por un instante
el blanquísimo temblor de un hombre
en la galería del amor.
Ya queriendo no hablar de recuerdos,
enciendo una lágrima,
y alumbro el desconsuelo
con la libre y limpia sonrisa
de lo imposible.
Porque lo triste del amor
es la dulce garganta astillada
por el cariño amargo,
y es tan grande la soledad,
que cabe en una promesa
semejante a un grano de arena
fugitivo en el mar.
No digas mi nombre,
que al fondo del día,
brilla la sangre de mi tristeza.
HUMBERTO ACEVEDO CORTEZ.
martes, 21 de abril de 2009
Cántico para alcanzar la cima de la montaña
¡Escuchad, hijos míos!
Vosotros deberíais atrapar la luz
de vuestra mente,
atarla con un nudo extraordinario
y aferrarla a un garfio sólido
si queréis alcanzar la cima
de la montaña.
De cierto lo conseguiréis
si lo practicáis de esta manera
y podréis disfrutar el horizonte.
Venid vosotros, hombres y mujeres
que con algún don han sido agraciados,
probad el néctar de la experiencia;
venid, entrad a gozaros en este cuadro,
miradlo y disfrutadlo plenamente.
Que los torpes permanezcan afuera;
aquellos que no pueden beber el elixir
que se ahoguen en cervezas pobres.
El que no tiene la fuerza de alcanzar la bodichita,
debiera tenerla para lograr un buen renacimiento.
Respuesta a un lógico
Me postro ante los pies de mi maestro Marpa
y canto esta canción en respuesta a ti.
Presta atención a lo que digo, escucha,
no te acuerdes de tus juicios por un momento.
La mejor visión es la que no se ve,
resplandor de la mente en sí misma.
El mejor premio es el inalcanzable,
tesoro invaluable de la mente en sí misma.
La más suculenta comida es el no comer:
¡oh, trascendencia de alimento samadhi!
La bebida que en verdad sacia la sed
es el no beber:
¡oh, néctar de compasión sincera!
¡Oh, no hay palabra alguna que describa
esta claridad de conciencia!
La mente no es el mundo de los niños
ni lo es tampoco el de los lógicos.
Alcanzar la verdad de lo inalcanzable
es concebir la más grandiosa iniciación,
y descubrir el vacío de lo alto y lo profundo
es llegar al estado perfecto.
Y aceptar la realidad de lo inamovible
es andar sobre la senda suprema,
y conocer el destino del nacimiento y de la muerte
es cumplir el más grande propósito.
Al mirar lo vana que es la razón
el raciocinio más alto es perfeccionado;
cuando sabes que lo grande es infundado
igual que lo pequeño,
entonces ya has entrado
por el portal supremo.
Más allá del bien y del mal
se abre el camino al don perfecto.
En la fusión de la dualidad solamente
puede abrazarse la visión más grande.
Observa la verdad de la no observación
que te abre el camino a la meditación.
Comprender más allá del deber y el no deber
te abre paso a la perfecta acción.
Cuando reconoces que en verdad
no hay esfuerzo que sea inútil,
estás cerca entonces
de la alegría más alta.
Ignorantes son los que carecen
de esta verdad,
maestros arrogantes, henchidos de enseñanza,
aprendices hechizados por palabras simples,
y yoguis seducidos por prejuicios.
Por más que anhelan libertad,
sólo esclavitud encuentran.
MILAREPA (1052 - 1135)
SANTO POETA DEL TIBET
TRADUCCIÓN DEL INGLÉS AL ESPAÑOL: ELÍAS ABDEEL.
sábado, 18 de abril de 2009
viernes, 10 de abril de 2009
La vida del Buda
ACTO DE FE
Chu Fu Tze, negador de milagros, había muerto; lo velaba su yerno. Al amanecer, el ataúd se elevó y quedó suspendido en el aire, a dos cuartas del suelo. El piadoso yerno se horrorizó.
-Oh, venerado suegro -suplicó-, no destruyas mi fe de que son imposibles los milagros. El ataúd, descendió lentamente, y el yerno recuperó la fe.
HERBERT ALLEN GILES
viernes, 6 de marzo de 2009
Buscar un tema es un error,un error propio de quien no tiene destino de escritor. Un escritor no debe recibir temas, tiene que dejar que los temas lo busquen y lo encuentren. Publicar no tiene ninguna importancia, no es parte esencial del destino de un escritor. Coincido con Alfonso Reyes: publicamos para no pasarnos la vida corrigiendo los borradores. Yo no sé si mis libros son un éxito o un fracaso. No leo nada escrito sobre mi. En mi casa no hay libros míos ni libros escritos sobre mi.
JORGE LUIS BORGES
jueves, 18 de septiembre de 2008
KALYANAMITRAS
Después de destruir a los budistas de la India, cuentan que Sankara marchó a Nepal, donde tuvo algunas diferencias con el Gran Lama. Para probarle sus poderes sobrenaturales voló por el aire, más cuando pasó sobre el Gran Lama, éste percibió su sombra deformándose y ondulándose por las desigualdades del suelo y clavó su cuchillo en ella; Sankara cayó y se quebró el cuello.
CUENTO BUDISTA
Humberto Acevedo
Humberto Acevedo Cortez nace en San Salvador, El Salvador el 28 de marzo de 1957. Es poeta del asombro y huésped del olvido. Por representarle una experiencia misteriosa y profunda las mujeres y la muerte representan imágenes necesarias en su obra, algunos amigos lo señalan como un diletante y a otros les importa un comino su vida; y de aquellos que valió la pena acompañarse una breve temporada lo consideran un buen budista. Es heredero de las revueltas de los años 60’ y 70’, fue hippie tardío, estudio en el centro nacional de artes de San Salvador, lugar donde sintió el electrizante sudor de las pasiones y donde fue posible tener un jardín para orinar la fragilidad de las certezas y asediar la noche con practicas esotéricas. Desde muy temprana edad, y gracias a la afición de sus padres por la lectura, estuvo en contactos con los poemas, los poetas y la poesía. "Recuerdo que uno de los primeros poemas de mi infancia fue platero y yo de Juan Ramón Jiménez, mi madre y mi abuela materna escenificaba versos con títeres que ellas mismas construían y los presentaban en el solar de la casa después del almuerzo". Muy pronto sintió la necesidad de expresar con poemas la vivacidad de las imágenes que lo deslumbraban, era un mundo novedoso y rebelde que no podía contener para si solo. En su adolescencia y juventud fue músico, gustaba tocar la flauta y la guitarra, y formó un grupo con Víctor Quintanilla, amigo de la juventud que también fue un milagroso acompañante de los sueños y la imaginería. Su vocación por escribir poemas fue por mucho tiempo una actividad tan íntima que muchos de sus amigos y conocidos se sorprendían con la noticia, los poemas se convirtieron en la única forma de comunicar y de explicar la elevada aparición de la amistad, la presencia húmeda del amor, lo invisible a pesar de la respiración, y un atajo de palabras que después se convertían en la música del silencio.
Ha publicado en varios poemarios colectivos entre los que se encuentran: Los que escriben en México, SEP-Cultura 1987. Continuemos pues, editorial Zompopo de mayo, México 1982. y Rumor de todas partes, La Orquídea Errante, editores alternativos, México 2008.
Ha escrito varios libros de poemas entre los que destacan ¿Acaso el aliento? Editorial Fragua, México 1989. La luz en paz Letralia Editores , México 1999.
Ha colaborado en varias revistas entre las que se encuentran: Espejo Rojo (1989), Séptimo Sueño (1983), Descritura (2003), El Avión (2005).
Sus maestros fueron: Rolando Elías, Luis Tiscareño y sus padres: Don Felipe Santiago Acevedo y Doña Francisca Cortez de Acevedo.
Le gusta el ajedrez, el jazz, el sutra de Vimalkirti Nirdessa y el Dhammapada, visitar museos y galerías, caminar en los parques, le gustan las redes del viento, la noche fría, el día en la ventana, la música de la nostalgia, la mano en el pez, un azul que no haga ruido, las hormigas del amanecer, la marea inmensa de lo único. No le gusta despedirse, no le gusta el camino que se pierde, el árido desprecio, el desierto de una lágrima, la locura de la vanidad.
Actualmente trabaja como editor en La Orquídea Errante, editores alternativos, es conferencista, escribe poemas, y está en proceso de ordenación en la Orden Budista Occidental -AOBO- .