jueves, 18 de septiembre de 2008

ABSTENERSE DE CAUSAR DAÑO


A las niñas y los niños salvadoreños
que se cortan los labios
con palabras muertas.



Vuela un presagio triste:
sin naranjas,
sin pájaros,
sin mundo para la breve risa,
sólo el milagro de la muerte hambrienta
que mata de hambre,
sólo la dura paciencia de las horas
que despeña la mirada de un niño a tientas:
hoy es por un instante
que duele a penas,
a duras penas
a tristes penas.
Vuela ahora mismo
sobre el filo del hambre,
vuela presagio de labios cortados,
vuela diciendo que no escuchas,
que piensas en otra cosa
no sea el hambre que se cuece en tu estómago.
¿Recuerdas el filo del insomnio?
ahí muerde la dentadura enferma
la amarga raspadura,
y el cuchillo de la soberbia corta la inocencia
cuando el estómago juega a las migajas.
Has vivido la vida,
pequeño niño,
en el ancho océano de la sequedad,
como una presencia que no es el amor
de las paginas sociales,
sino la entera tristeza de la manta pobre
que parece frío.
vuela ahora mismo sobre el filo del hambre,
vuela presagio de labios cortados,
vuela diciendo que no escuchas,
que piensas en otra cosa
que no sea el hambre:
vuela sobre los duraznos de Darjeeling,
las ananás de Sri lanka,
las piñas de Tahití,
el café de Nicaragua,
los marañones de El Salvador,
la flor de pitaya de México,
vuela sobre la dulce sombra
que vive en la brisa de tu sonrisa.
Ahora que estás ahí
en el hueso abandonado de la infancia,
en el infiel grito de la edad temprana,
los seres bondadosos de este mundo
y de los miles y millones de mundos
en todas sus direcciones
tañen un corazón,
dos corazones,
tres corazones,
un racimo de corazones:
es la iluminada tradición
de los seres sagrados,
es el viento que huele a pan,
es tu risa y la mía,
es la bendición del amor compasivo
es la bondadosa caricia que no juzga,
ni sufre,
que ni sucumbe,
ni resiste,
es el vuelo,
Vuela,
vuela,
vuela otra vez
con la sencilla mañana de tu ventana,
que entre todos vamos a cambiar
el carbón apagado de tu esperanza,
por un río de leche tibia de la tierra pura.

2 comentarios:

Cy dijo...

Desde aquí te digo que fue duro leer ese poema y pensar en los niños de todas y de cualquier parte.

Pensarlos así,

sin mundo para la breve risa/ sobre el filo del hambre

Lo es demasiado, aún.

©Claudia Isabel dijo...

Uff
habría que desterrar la crueldad del hambre que se vuelve más terrible e impiadoso con el tiempo. Tanta gente, tantos ricos, tanto cerebro, para qué?
Un poema hermoso y necesario, a pesar de lo cruento del tema.
Un abrazo desde La perla de Janis